Soltar el control



En definitiva mucho tiempo quise controlar lo que ocurría en mi vida; sin embargo la vida se encarga de enseñarme a  fluir porque cada que me resisto la experiencia me da donde más me duele y para muestra un botón…
Unos días después que muriera mi padre, me enteré que estaba embarazada de mi segundo hijo, en definitiva esto fue no sólo un bálsamo; sino la esperanza para seguir adelante con una sonrisa en el alma, al enterarme corrí a contarle a todo el mundo que lo mejor estaba por venir, que no hay mal que por bien no venga, que Dios aprieta, pero no ahorca, etc. En definitiva, yo no iba a pasar por un duelo largo, ni grande, ya que la alegría embargaba todo mi ser.
Así que en definitiva, así era muy fácil controlar mis emociones y acciones. ¡No que no!
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Y zas… dos semanas después el ginecólogo me dijo que me tenía que hacer un legrado porque no había latido, movimiento, ni vida.
Me quedé de una pieza y la tristeza me embargo por completo. Fueron días de llorar y llorar desconsoladamente sin ganas de nada, así que me enojé como pocas veces en la vida, por no poder controlar lo que me pasaba…
Y sabiamente alguien me dijo: no puedes controlar lo que te pasa; sin embargo si puedes elegir que sentir.
Así que me sequé las lágrimas y agradecí todo lo ocurrido en mi vida, lo que dolió y lo bello que estaba en mi vida y que yo había hecho a un lado.
En definitiva, sé que no puedo controlar la vida, solo sufriré en el intento y si sufro no fluyo; así hoy elijo fluir momento a momento.


Te abrazo amorosamente,


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