UN NUEVO CICLO




UN NUEVO CICLO

Estoy tan convencida de que las estaciones del año nos dan el impulso natural para vivir, que me tomó por sorpresa el fin del invierno.
Normalmente soy muy sana y las últimas dos semanas tuve diversas manifestaciones físicas; llegó un momento en el que me preocupé porque no entendía que me estaba pasando; así que casi a rastras llegué con una querida hermana terapeuta y me dio una sanación que me renovó totalmente (y gracias a ello es que ahora estoy escribiendo). Y me dijo: “Deja que pase… es sólo un drenaje, una limpieza de lo que tu cuerpo ya no necesita, estás haciendo una adecuación a lo nuevo”. 
Curiosamente la semana pasada platicaba con una chica acerca de los cambios y que “aunque sintiera que metafóricamente se estaba partiendo dos, lo que le estaba ocurriendo era una transformación de oruga saliendo de su crisálida para volar como mariposa”.
Lo interesante es que literalmente yo sentía que físicamente me estaba partiendo en dos. Me dolía la cabeza, sentía ardor por dentro de los ojos, gripa de agua a chorros, tos, sentía inflamados los pulmones, piquetes en el estómago, dolor de piernas y debilidad en general, todo muuuy intenso y constante.
Fui con mi naturista de cabecera, mejoré un poco; pero seguía drenando, hasta que recibí la sanación. 
Ahí entendí tres puntos:
  1. Lo que resisto, persiste… hasta que suelto para que fluya.
  2. Los cambios, son movimientos internos y externos. Y siempre son para evolucionar.
  3. Hay algo más grande y divino que me cuida (y a todos); sólo es cuestión confiar y  dar tiempos.
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Ahora ya me siento mucho mejor y con una gran fuerza para danzar a la par de la primavera, sembrando semillas y disfrutando el calor del sol, recordando mi esencia divina de amor.
Hoy agradezco este parteaguas y cierre de ciclo; sé que este es un gran momento para iniciar proyectos y en eso estamos, te mantendré al tanto…

Te abrazo amorosamente.


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